Para los que crecimos por ahí por la mitad del siglo veinte -siglo pasado se llama ahora-, hubo novelas que fueron decisivas para nuestra infancia y adolescencia. Una de ellas, MUJERCITAS, está hoy en los cines del mundo, transformada en película poderosa, hermana de Las Tesis feministas nacidas en Chile y ritualizadas con júbilo en todas partes.
El nombre de la película, Mujercitas, tan natural hace cien años, parece ahora burlona ironía. Las chicas del film son Mujerazas! Es decir, mujeres de verdad.
Es una delicia volver a gozar la misma historia amada -releída tantísimas veces-, de Jo y Amy y Meg y Beth y Laurie, solo que vibrantemente renacida, narrada ahora desde un lúcido despertar feminista. Acordarse de las versiones del pasado y encontrarse con esta comprueba el increíble salto evolutivo que hemos vivido, y nos llena de esperanza.
Pero el libro y la película no hablan solo de mujeres. Sobre todo, hablan de realización y felicidad, con una honestidad y apasionado amor a la vida que dejan pleno al corazón.
Mis asombradas felicitaciones a la joven directora y guionista, que ha demostrado así, con supremo arte, cómo los tesoros del pasado pueden renacer con consciencia y poder contemporáneos. Y a un elenco de encanto y sinceridad inolvidables…